En los Estados Unidos, la libertad de prensa es el derecho bajo la Primera Enmienda de publicar noticias u opiniones sin temor a una interferencia, retribución o censura del gobierno. Esta libertad es fundamental a una vida democrática y permite a los ciudadanos mantenerse informados sobre asuntos de importancia pública, criticar y juzgar libremente a los funcionarios públicos y exponer la corrupción e incompetencia del gobierno.
Imagínese un mundo sin una prensa libre, un mundo en el que la censura impide que los periódicos responsabilicen a quienes están en el poder por sus acciones. Uno en el que el público no tiene acceso a la información necesaria para tomar decisiones informadas como ciudadanos.
Este ha sido el caso durante gran parte de la historia. Incluso hoy, la mayoría del mundo vive sin la libertad de prensa que disfrutamos en nuestra democracia constitucional. Afortunadamente, ese no es nuestro mundo. Pero imagínese por un momento que si lo es.
Imagínese viviendo en un pequeño pueblo de Illinois. Usted es padre de tres hijos y profesor de historia en una escuela secundaria pública. Un día, mientras camina hacia su casa cerca de las orillas de un río local, ve a los camiones de una de las principales compañías estatales energéticas que arrojan lo que parece ser una sustancia química amarilla en el río que se encuentra abajo.
Sabe que necesita hacer algo. Su familia, sus vecinos y sus estudiantes viven en esta ciudad y beben esa agua. Entonces, al día siguiente, se dirige al periódico local y habla con el editor. Le cuenta lo que vio, pero sorpresivamente, él responde que en el periódico ya saben sobre el vertido de productos químicos pero no lo pueden publicar. “¿Por qué no?” pregunta Usted. El editor explica que el alcalde de la ciudad se enteró de la historia y amenazó con cerrar el periódico. Aparentemente, el alcalde recibe importantes donaciones para su campaña de parte del Director Ejecutivo de la compañía energética que contamina el río.
Usted está alarmado y preocupado de que estos derrames químicos continúen. Cuando regresa a casa esa noche, llama a una amiga universitaria suya que es editora del Chicago Tribune y le explica la historia. Ella le informa que el Tribune simplemente no puede seguir ese asunto. Hace varios años, fueron demandados por difamación después de publicar una historia sobre corrupción entre el gobernador de Illinois y una corporación muy rica. El Tribune casi quebró y no puede permitirse el lujo de asumir otra historia que involucre a figuras poderosas.
Usted se siente cada vez más indignado. Por lo tanto, considera escribiren su página de Facebook o en su blog personal sobre el derrame químico y el papel del alcalde en encubrirlo. Sin embargo, recuerda que hace poco más de un año, un amigo suyo habló sobre la corrupción en la oficina del alcalde local. En represalia, el alcalde hizo que el alguacil lo acosara a él y a su familia, incluso amenazándolo con la cárcel. Y el alcalde multó su negocio, causándole la bancarrota. Por mucho que quiera exponer la verdad, Usted teme lo que el alcalde pueda hacer para castigarlo. Así que se queda callado. Y Usted y su familia tomaran agua embotellada de ahora en adelante.
Afortunadamente, ese no es nuestro mundo. Por un lado, el periódico local de la ciudad PODRÍA haber publicado la historia y expuestoa la compañía química en la vida real. El alcalde que amenaza con cerrar el periódico demuestrauna forma atroz de censura de prensa que está absolutamente prohibida bajo la Primera Enmienda. En el mundo real, el Chicago Tribune habría podido publicar la historia sin temor a ser demandado. En el caso New York Times Co. v. Sullivan (1964), la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó que los periódicos tienen una protección sólida contra las demandas por difamación para que los periodistas puedan informar libremente sobre asuntos de importancia pública. YPor último, la persona en la historia PODRÍA escribir en su blog o página de Facebook. En Estados Unidos, según la Primera Enmienda, es inconstitucional que el gobierno tome represalias contra periodistas o ciudadanos comunes por lo que dicen.
El mundo distópico descrito en el ejemplo anterior es difícil de imaginar. Pero eso se debe a que hemos tenido libertad de prensa durante tanto tiempo que la hemos dado por sentada. No podemos seguir haciéndolo. Los ataques verbales que acusan a la prensa de ” Noticias Falsas” o algo peor son muy peligrosos. Sin duda, en el clima politizado de hoy, algunos periodistas parecen ser parciales, pero la mayoría continúan buscando la verdad a donde sea que conduzca. Atacar a la prensa en su conjunto debilita la fe del público en el periodismo, lo que en última instancia podría ayudar a un futuro líder a eliminar nuestra importante libertad de prensa. Fuera de las elecciones libres y justas y la separación de poderes, una prensa libre es el principal escudo de la sociedad contra el autoritarismo. Debemos estar atentos. Debemos reconocer cuándo está siendo atacada. Y debemos luchar para protegerla.